Hemos probado el HTC One Max. Nuestras primeras impresiones: un lector dactilar frustrante, cuerpo demasiado grueso y grande, muy buena pantalla, y Sense 5.5 mejorado.
Hoy hemos podido probar el HTC One Max , la tercera arista del triángulo con la que HTC ha rematado su apuesta por la gama alta en 2013. Si en febrero vimos la llegada del One, y en verano la del One Mini, hace unas semanas recibimos la confirmación oficial de lo que era un secreto a voces: el One Max. El "cómo" nos dejó un poco fríos: 5,9 pulgadas con un diseño que lo hace inmanejable (sobre todo a causa de los dos grandes altavoces frontales) y nada a priori que destacar por encima del One, más allá del sensor biométrico (bien) ubicado en la parte trasera (mal). Pero esto lo vamos a tratar después. Porque ahora, en varios apartados, damos nuestras primeras impresiones de HTC One Max.
Pantalla: a la altura del hermano pequeño
El listón a superar por parte del HTC One Max era el de su hermano pequeño: la pantalla del One, 9 meses después, sigue siendo la mejor y nadie la ha superado aún. La del One Max irremediablemente pierde densidad de píxeles, de 468 a 373 ppp. Aún así, estando sobradamente por encima de los 300 ppp, y sobre todo con la calidad del panel IPS, el resultado es mucho más que satisfactorio: se ve muy bien en exteriores (lo que he podido probarlo, en cielo nublado, habrá que esperar a que salga el sol en Madrid) y el ángulo de visión es altísimo, y además sin azulear colores como suele ocurrir en las Super AMOLED (salvo la del Galaxy Note 3, que definitivamente lo ha superado).
Cámara: más Ultrapixel, mala noticia
Antes hablo... Justo ayer hablaba de que Ultrapixel no fue una buena idea, que está muy bien innovar y arriesgarse, pero al menos la aplicación no fue buena. Aunque al principio aplaudiéramos (un servidor el primero) la decisión. El motivo es sencillo: con sólo 4,3 megapíxeles de resolución, y acostumbrados a cámaras de 8 o 13 megapíxeles en la gama alta de este año, el detalle es bajísimo, las ampliaciones y recortes son bastante malas. E igual que en HTC One y HTC One Mini, en el HTC One Max se peca de esto mismo. Para comprobarlo, dos imágenes: una macro, que se ve bastante bien con un fondo desenfocado que le hace ganar en vistosidad, y otra donde buscando el detalle de las hojas del fondo es fácil notar lo que digo. Como las fotos insertadas no están a tamaño completo, dejo las fotos originales en Dropbox para que cualquiera pueda comprobarlo. De todas formas, en la reseña a fondo habrá más y mejor, esto es sólo la toma de contacto. Aunque Ultrapixel, sin cambios mayores, sigue siendo más de lo mismo:
Diseño: excesivo por todas partes
Una pantalla de 5,9 pulgadas, a finales de 2013, no es algo tan descomunal como lo pudiera ser hace uno o dos años. Es grande, pero ya hemos visto las suficientes de entre 5,2 y 6 (o 6,4) pulgadas como para no echarnos las manos a la cabeza. La diferencia es ver quién consigue un diseño que lo disimule bien. El HTC One Max es demasiado grueso y grande, como dije antes, por lo que ocupan en sus marcos inferior y superior sus altavoces. Volviendo a su grosor, es de 10,3 mm, lejos de los 8,3 mm del Samsung Galaxy Note 3 o los 6,5 del Sony Xperia Z Ultra. Por otro lado, es más parecido al One Mini, con ese borde de plástico blanco, que al One, que carecía de él.
Lo interesante: ¿qué tal funciona el lector de huellas?
Iba a empezar este párrafo diciendo que "Igual que el iPhone 5s, el HTC One Max viene con lector de huellas dactilares para...". Pero he caído en lo injusto que sería eso. Francamente, este lector me ha dado una sensación que podría resumirse en frustración. No funciona igual que el del iPhone 5s. Primero, porque está situado en un peor lugar: detrás, bajo la cámara, donde no se ve la posición exacta del lugar y hay que ir a tientas. Segundo, porque sólo admite tres dedos. Si uno lo podemos asignar a otra persona para que pueda usar nuestro smartphone, sólo nos queda otro disponible, y es aconsejable configurar nuestro índice izquierdo y nuestro índice derecho para poder desbloquearlo con cualquier mano. Se acabó, no hay margen para más. Y tercero, y lo más importante, porque su precisión es baja: varias veces he agotado los cinco intentos antes de que pida contraseña porque no es capaz de leer bien mi huella. Quizás el problema sea que hay que deslizar, no dejar apoyado el dedo. Y de forma recta, sin curvar la posición del dedo.
Eso sí, tiene algo bueno respecto al iPhone 5s: es posible asignar un dedo a una aplicación en concreto. Por ejemplo, abrir directamente la cámara si desbloqueamos con el índice izquierdo. O como han explicado en su presentación de hoy, abrir el entorno para niños y dárselo a nuestro hijo (no es mi caso aún, por suerte) para que pueda usar nuestra terminal de forma controlada, accediendo sólo a las aplicaciones que hayamos preconfigurado.
Sense 5.5 mejorado
Finalizo estas primeras impresiones hablando de Sense 5.5. Versión corta: sí, ha mejorado. Versión larga: lo ha hecho sobre todo por una agradable sorpresa al editar la pantalla de inicio, y es que podemos desactivar Blinkfeed. Que no es que esté mal la propuesta, pero no estaba bien ponerla a la fuerza sin poder desactivarlo. Que por cierto, Blinkfeed ha sido mejorado añadiendo la opción de usar fuentes en distintos idiomas, o nuevas categorías, así como contenido de redes sociales. Además, ahora nos regala 50 GB en Google Drive (25 GB para usuarios de HTC One), y hay mejoras al mostrar la galería de imágenes y vídeos, modo No molestar, mejora en los accesos rápidos a los ajustes, o una integración profunda con Facebook para recomendarnos contenidos y páginas en función de los gustos y aficiones que hayamos confesado a la red de Zuckerberg.
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